lunes, 26 de noviembre de 2007

Recolpilación de frases.

Sí. Ese tipo de frases. En el que siempre pensás. Ahá, si. Si sisi, esas:

  • Y pero porque no me chupsapskfpoa la verimkhfianhsbuaj.
  • Soy virgen irgen irgen gen en en.
  • ¡Bombacha turquesa!
  • ¿Te gustan las tortas? A mi me empalagan...
  • Quiero probar.
  • No mi amor, vos no sos hueca.
  • Te quiero como un amigo igo... igo... igo.. go.
  • ¿Eso es todo tuyo?
  • No llores boluda.
  • Y yo, que soy re enamoradiza[...].
  • Si, comprás un poquito de mermelada y[...].
  • Me cago estudiando y me saco un 7 pedorro.
  • Sexo sexo, oba oba!.
En cada una de ellas erradica uno de los pocos bonitos recuerdos que me llevo de este año.


domingo, 25 de noviembre de 2007

Erecciones inevitables.

Llegando a la escuela. Comprando juguitos en el quiosko de enfrente. Esperando a la entrada. La pareja hot de siempre chapando al lado tuyo.

Llegás, dejás la mochila arriba del banco, tirás la campera por ahí y te dirigís a la puerta del aula esperando al profesor ortivo de turno que nos mande para adentro. "Chicos, al aula. Siéntense o le digo al preceptor". Luego de aquella frase, todo empieza. Comienzan a hacerse sentir la inevitable dureza. Se desempolvan las camperas para taparse aquellos gigantescos bultos. Me siento cómodamente para disfrutar del rutinario espectáculo. Chicas tiradas en el piso. Polleras acuadrillé verde de 20 centímetros meneándose al rito de "Las Divinas". Las hermosas criaturas de Dios que tantas satisfacciones nos han dado: Las colegialas.

Como siempre Flor, con las piernas estiradas en el pupitre, hace relucir su bellísima lencería blanca bajo las miradas de todos los chicos [a.k.a pajeros del orto]. Todo se tiñe de un hermoso color verde con pequeñas rayas grises. Las chombas levantadas hasta encima del ombligo, conviriendo así las horas de clase en una pseudo-película porno.

¿Hasta que punto puede llegar la tolerancia masculina con respecto a tal hermoso espectáculo?

Definitivamente no muy lejos. Hasta me atrevería a decir que dura hasta el tedioso: "Chicos, levántense para saludar al profesor". Luego de eso, todo se torna de un brumoso color gris teórico de absurdas frases como "Saquen la carpeta" o "Dame el celular".

Nada cambió, todo es igual.

Aunque dentro mío siento un cambio, todo sigue igual. Sigo dándote consejos sobre el amor, seguís haciéndote la boluda... En fin, como si nada hubiese pasado estos últimos 10 meses. Como siempre, me adentro en mis sentimientos en las más profunda de las soledades pensando estrategias, histeriqueos, palabras matadoras, todo lo que un hombre puede llegar a realizar sin tener en cuenta lo que se le presente al hacerlo. Hipócrita. Solo te puedo definir en una sola palabra. "No se juega así con las personas Muah". Já, leyendo esa carta me dieron ganas de llorar.

Aquel día fue el abrazo más largo que jamás alguien me dio. Con la su cabeza en mis hombros, no pude evitar agarrarla de la cintura como siempre lo hacía. Mis labios se contenían fuertemente para no partirle la boca. Aunque siempre, pero invariablemente siempre, el motivo del abrazo no tenga nada que ver entre nosotros. Esa es una de las cosas que más me duelen de vos.